A Pichu
Llegaste desorientada
pidiendo asilo y cariño.
Nos regalaste...
doce años de compañía
de lealtad, de amistad
de comprensión, de gratitud
de enseñanza, de solidaridad,
de miradas tiernas, de sonrisas
quién asegura que los perros no sonríen?
de caminatas hacia el trabajo
de suaves y húmedos lengüetazos,
tiernas restregadas corporales,
monerías para llamar la atención.
Nos regalaste tu maternidad
hijos, que la vida llevó a encontrar otro hogar,
y también ésto entregaste
a pesar de tu dolor inmenso.
Compartiste y entendías
los silencios, las angustias, las alegrías,
sabías intuir los ánimos
respondiendo con tu callada presencia
como diciendo: "te hago el aguante"
Nos dejas el recuerdo de tu bondad,
la ofrenda de la entrega sin condiciones ni egoísmo
"amor perruno" que le llaman.
No te decimos adios, estarás siempre en cada rincón de la casa que transitaste y cuidaste.
P.D.: El que hace años te abandonó y dejó librada a tu suerte llevando cachorros en la panza, se perdió el enorme regalo de tenerte.
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