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martes, 13 de noviembre de 2012

NADADOR


















Invoca la entraña desierta,
la misma que un día
durante nueve lunas
habitada estuvo.

Convertida en cuna,
pecera de agua cálida

abrigaba al fruto
meciéndolo lenta y suavemente.

Danzaba al ritmo
de mozartianas melodías
que insolentes incitábalo
a el abrigo abandonar.

Las paredes indecisas
debatíanse entre
retener o liberar
a la tierna pequeñez.

Atizada por la certeza
se revelaba a la realidad,
el natural desenlace
su interior vacío dejaría.

Regaló brazadas al nadador
inventó brisas, agitó olas,
acercó a la playa,
depositó en la arena
pudo más la entrega.

Los calendarios fenecieron
el nadador convertido en ave
desplegó alas, alzó vuelo
en el interior aún
clama la entraña.

Myrian

1 comentario:

  1. Mil imágenes encadenadas. Toda la evolución de la especie hasta el milagro

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