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*Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá*


martes, 13 de noviembre de 2012

NADADOR


















Invoca la entraña desierta,
la misma que un día
durante nueve lunas
habitada estuvo.

Convertida en cuna,
pecera de agua cálida

abrigaba al fruto
meciéndolo lenta y suavemente.

Danzaba al ritmo
de mozartianas melodías
que insolentes incitábalo
a el abrigo abandonar.

Las paredes indecisas
debatíanse entre
retener o liberar
a la tierna pequeñez.

Atizada por la certeza
se revelaba a la realidad,
el natural desenlace
su interior vacío dejaría.

Regaló brazadas al nadador
inventó brisas, agitó olas,
acercó a la playa,
depositó en la arena
pudo más la entrega.

Los calendarios fenecieron
el nadador convertido en ave
desplegó alas, alzó vuelo
en el interior aún
clama la entraña.

Myrian

lunes, 12 de noviembre de 2012

COMO DUELE ESE AMOR











Cómo duele ese amor
que se aposta en la esquina
y se pinta la boca
se menea, pide y discute,
pone precio
y llora todas las mañanas
sin que nadie lo sepa.

Beatriz Zuluaga

sábado, 10 de noviembre de 2012

domingo, 4 de noviembre de 2012

El Colectivo de Escritores y la Antología en contexto

de El Informante, el El Viernes, 2 de noviembre de 2012

Leones es una ciudad donde en líneas generales, prácticamente no hay organizaciones que expresen determinados movimientos culturales o sociales por fuera de los canales convencionales. Y me refiero como canales convencionales a las estructuras tradicionales, por ejemplo entre otras,  los organismos oficiales como en el caso de la Municipalidad, que sin dudas en la actualidad a través de la creación del Centro Cultural, se están creando condiciones propicias para muchas expresiones artístico culturales, como también sucede en algunos procesos iniciados en instituciones como los clubes de la ciudad. Pero, de alguna manera, son estructuras cíclicas, a veces intermitentes y sin proyecciones sostenidas a largo plazo, y que además son estructuras centralizadas. Por fuera de ellas prácticamente no hay en Leones otras vías que contengan, organicen o circulen determinadas expresiones artísticas que se dan en la ciudad, o que propicien el surgimiento de otras aún ausentes o no visibilizadas.
Y es en ese sentido donde la aparición del Colectivo de Escritores Leonenses viene a representar cierta ruptura con los modos tradicionales de organización artístico cultural, irrumpe como un movimiento colectivo surgido por fuera de esas estructuras centralizadas, y gestionada por sus propios hacedores. Ya no se trata solo de fomentar ciertas expresiones, o de otorgar cierto marco de formación, sino de transformarlas además en actores culturales activos que intervienen en la vida de la ciudad como organización, con objetivos preestablecidos que van orientando el accionar.
En solo un año de existencia, el Colectivo de Escritores Leonenses logra lo que en más de 130 años de historia casi no se había dado, comenzar a hacer visible una vasta riqueza literaria que posee Leones y darle un marco de organización y posibilidades de circulación, que antes solo se daban de manera individual en el mejor de los casos, y en escasas proporciones respecto a la cantidad y variedad de escritores que tiene y ha tenido la ciudad en su historia. Y es allí donde la aparición de la Antología comienza a hacer visible la riqueza literaria de la ciudad.
Hasta hace poco tiempo, la relación entre cantidad de escritores, poetas, narradores conocidos socialmente como tales respecto a quienes ejercían y ejercen la misma actividad inéditamente, tenía saldo favorable hacia estos últimos, es decir, la mayor parte de los más diversos escritores que tiene Leones quedaban anónimos, o en el mejor de los casos, reducidos al conocimiento del entorno más cercano. Con la publicación de esta Antología comienza a revertirse esa situación. Junto a los ya reconocidos Ardiles, Molina, Castrillo, Fobbio, Pelizzari, –por mencionar solo a manera de ejemplo algunos escritores sin ánimos de excluir a nadie- a quienes la mayoría de la ciudad los puede asociar como tales por publicaciones realizadas cercanas en el tiempo y que han tenido buena circulación social o al menos referencias mediáticas de ellas, aparecen muchos otros autores, algunos de reciente lanzamiento hacia el mundo de la poesía o la narrativa, otros con varios años ya de escritura, pero desconocidos como tales.
Allí comienza entonces a cumplirse la visibilidad de la riqueza literaria que tiene la ciudad, y además, se generan condiciones para que se amplíe el camino iniciado. Porque la Antología de Escritores nace a partir de otro hecho trascendental, la creación de la editorial artesanal e independiente “Marisabel Editora”, el instrumento con el cual se sustentan esas condiciones favorables de visibilidad literaria. Los autores locales encontrarán allí una posibilidad de publicar sus textos de manera mucho más continua, una garantía para que, paulatinamente, muchas de las producciones que antes quedaban en el plano inédito, comiencen a ser publicadas, o cuanto menos, tengan una chance más certera y próxima para que así sea.
“Marisabel Editora” es además, quizá el más justo homenaje a la Profesora y ex Directora Municipal de Cultura María Isabel Fruttero, fallecida el año pasado, quien durante gran parte de su vida fue hacedora innata de la cultura local, especialmente en lo concerniente a la literatura. Que la editorial lleve su nombre es quizá el mejor homenaje que se le pudiera realizar, mejor que nombrar una calle, un evento, o un espacio, formas de reconocimiento válidas por cierto. Pero que “Marisabel” sea la editora, es de alguna manera otorgarle vida más allá de la desaparición física, porque no se trata de algo estable en una esquina o en un edificio, sino que aparece palpable a través de un objeto que atravesó gran parte de su vida, como fueron los libros, y con la movilidad que supone crear, corregir, deshacer, rehacer, para finalmente publicar. En la Antología, como en cada una de las publicaciones que de aquí en más realice “Marisabel Editora”, su rostro devenido en logotipo evocará su memoria, en el imaginario aparecerá en acción a través de su pasión por la literatura, el fomento a la lectura como cuando salía a recorrer los colegios primarios devenida en la “Abuela Cuenta Cuentos”.

 Por Mariano Garrone

Se realizó el 1º Encuentro Nacional de Escritores y se presentó "Antología" leonense




¿Acaso hay algo más intenso que compartir lo que nos da placer, comunicar lo que nos gusta hacer con quienes sienten la misma pasión? La respuesta a esta pregunta tuvo lugar el sábado 27 de octubre en la Escuela Superior de Comercio y Bachillerato Anexo (ESCBA), cuando más de 100 artistas (poetas, narradores, músicos, artistas plásticos, fotógrafos, actores, cineastas) de más de veinte ciudades de nuestro país se congregaron para darle cuerpo y voz al I Encuentro Nacional de Escritores, Leones 2012. Realizado en el marco del "Octubre Cultural", la protagonista fue la palabra en un evento multiartístico libre, abierto y gratuito sin precedentes en nuestra ciudad y en la región. Aulas, salones y pasillos se colmaron de sonidos, pinturas, fotografías, libros, enmarcados en la cálida y original ambientación realizada por Cecilia Gómez Lorefice.

La apertura y bienvenida al Encuentro, alrededor de las 9:00, fue guiada por los presentadores César Giraudo y Myrian Bonibardo y estuvo presente la intendente interina Lorena Bussi, quien leyó la resolución municipal que declara de interés al Encuentro. Bussi destacó la trascendencia de tales eventos para la cultura de Leones y convocó a un minuto de silencio al conmemorarse dos años de fallecimiento del ex Presidente Néstor Kirchner. Por su parte, la profesora Ángeles Palacios, vicedirectora de la ESCBA a cargo de la dirección, manifestó el apoyo de la institución a los hechos culturales y, en especial, al I Encuentro Nacional de Escritores. Y el doctor Cristian Molina, en representación del Colectivo de Escritores Leonenses, compartió los objetivos que movilizaron al mismo y el por qué del Encuentro y de la publicación de la Antología de Escritores Leonenses. Además, se recordó a Susana Brufman quien integró el Colectivo desde su origen y a María Isabel Fruttero, hito en la cultura de nuestra ciudad, que impulsó la producción literaria de gran parte de los miembros del Colectivo. Sus nombres estuvieron presentes a lo largo de la jornada, en forma de silencios, de aplausos, de sonrisas, lágrimas… y de poemas. Por la tarde, durante la presentación de la Antología, los familiares de Susana y de María Isabel recibieron un presente floral y el respeto y emoción de todos los asistentes y escritores leonenses.
Luego del acto de apertura se iniciaron las mesas de lectura, con el micrófono siempre abierto a quien quisiera compartir sus escritos y establecer el diálogo. En dichas mesas se destacaron, además de la visita de los escritores Pablo Ramos y Osvaldo Aguirre, la participación de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA) y la charla que María Isabel Clausen coordinó sobre Malvinas (que incluyó proyección de vídeo) con la presencia de excombatientes de nuestra ciudad. Fue vasto y continuo el público que, amante de la literatura y del arte en general, se acercó a disfrutar de la jornada, a escuchar las lecturas, buena música, a disfrutar de pinturas y fotografías y a adquirir los libros de los escritores participantes.
En diálogo con NUEVO DÍA, Daniel Castrillo, integrante del Colectivo, se manifestó sorprendido por la cantidad de participantes y dijo haber disfrutado de un día único al ver “cómo aquel "delirio" se transformaba en una realidad... y que todo había valido la pena”. Cristian Molina, por su parte, se siente conforme puesto que el Encuentro, como acontecimiento, generó un cimbronazo más allá de Leones, impensado respecto de lo que se hace en la zona: “Desde adentro lo viví con el sentido de una verdadera experiencia: como algo que cuando sucede desestabiliza porque avasalla y te impide comprenderla, con todos los bemoles que eso implica: desde cuestiones que son absolutamente laudables -todo el trabajo de mis compañeros fue admirable, fue brillante y muy humano, resolviendo con buena onda y sin mala leche cada uno de los problemas que se presentaron, a pesar de los nervios que todos teníamos- hasta otras que habrá que pulir.”

Arte y sociedad
Además de las actividades en la ESCBA del 27 de octubre, se llevaron a cabo intervenciones y encuentros poniendo en diálogo arte y sociedad. Así, el sábado 20 de octubre los integrantes del Colectivo leyeron poemas en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Leones en conmemoración al poeta y bombero Mario Luna. El jueves 25, hicieron una intervención en la Escuela Granja, donde Miguel Ardiles, Laura Ororbia, Cristian Molina, Daniel Castrillo y Mercedes Robles compartieron un momento de escritura en vivo y lectura con los chicos que allí asisten y los profesores.
Y el mismo día del Encuentro, el sábado 27, se llevaron a cabo distintas actividades simultáneas. Mientras en algunas aulas de la ESCBA se leían cuentos y poemas, en otras, pintaban cuadros en vivo las artistas plásticas del “Taller Expresándonos” de Noetinger a cargo de Stella Goretta e integrado por Lourdes Jimena Gerlero, Ana Graciela Fernández, Casiana Fontana, María Agostina Lescano Gaia, Camila Bergara, María Alejandra Pronotti. Además expusieron sus trabajos los artistas plásticos leonenses del Taller Municipal de Pintura a cargo de Ana María Castagno, conformado por Paula Pero, María Teresa Rópolo y Marisa Cagnolo; y las artistas plásticas independientes Mariel Alejandra Silvera de Noetinger y Verónica Bussi de Leones. Asimismo, Sandra Liberotti exhibió sus fotografías.
Al iniciar la jornada, también en simultaneidad, en el Hogar de Ancianos “Madre Teresa de Calcuta” de Leones, un grupo de creadores compartieron poesías, historias, anécdotas, cuentos en una experiencia que Myrian Bonibardo define “emotiva y hermosa, donde disfrutamos al ver la alegría de los abuelos con la visita. Algunos abuelos también leyeron escritos propios y otros regalaron canciones”. Participaron de dicha experiencia María Cristina Galiano, Elsier Gassmann, María Teresa Reale y Derna Valerio integrantes del Taller de Memoria del Centro de Jubilados y Pensionados de nuestra ciudad coordinado por la psicóloga Victoria Ordazzo y los escritores asistentes al I Encuentro Nacional Rosa Blanca Ince (San Francisco), Héctor Mario Luna (Bell Ville), Stella Sosa (Leones), Lidia Bonivardo (Leones), Natalio Simonetti (Inriville), coordinados por Myrian Bonibardo e Indiana Fondevila.
Al mediodía del sábado, en simultáneo con las actividades de lectura y pintura, en la vereda de la librería Los Hermanos -sobre Avenida del Libertador- un grupo de poetas improvisaron textos en vivo ante la mirada de quienes pasaban pensando en el almuerzo, en lo que restaba de fin de semana, en la rutina… Guiados por el procedimiento de escritura vanguardista denominado “cadáver exquisito” en el que cada uno escribe una parte del texto, los poetas compartieron luego su producción con un megáfono que llenaba de versos las calles de Leones. Esperando sorprender con su performance, resultaron ser ellos los sorprendidos: Pierina, vecina de nuestra ciudad, vio que en la vereda de su casa un grupo de escritores estaba creando, entonces entró a su vivienda para salir minutos después, con un texto que ella escribió al mismo tiempo que los poetas y lo compartió con ellos. Intercambio interesante del arte en contacto con la sociedad. Santiago Hernández Aparicio y Manuel Díaz, escritores de Rosario que participaron de esta intervención, en diálogo con NUEVO DÍA destacaron que los asistentes al Encuentro produjeran textos desde diferentes perspectivas y bagajes, favoreciendo el intercambio. Santiago resaltó además que mucha gente se animara a compartir su producción por primera vez, y que, en el caso de la poesía, hubiera variedad métrica, de estilos, “una multiplicidad interesante para que cada perspectiva pueda darse a conocer”.
Al día siguiente, el domingo 28 de octubre el Encuentro había terminado formalmente pero se seguía proyectando en las ganas de leer. Así, desde las 15:00 hasta las 18:00, algunos escritores se trasladaron a Marcos Juárez y realizaron lecturas de textos en la Biblioteca Lidia Cesanelli, entre ellos, miembros de Asociación de Poetas Argentinos (APOA), Irina Garbatzky de Rosario, los integrantes del Colectivo de Escritores Leonenses Mercedes Careggio, Claudia Flores y Cristian Molina, y escritores del Taller Municipal de Marcos Juárez.

Osvaldo Aguirre y Pablo Ramos
Promediando la mañana los asistentes al Encuentro y el público en general se dieron cita masivamente en el Salón de Usos Múltiples (SUM) de la ESCBA para escuchar a Osvaldo Aguirre y Pablo Ramos, reconocidos escritores con formas de producir y de transmitir su creación bien diferentes, lo cual sumó a la multiplicidad de poéticas presentes en la jornada. Osvaldo Aguirre (Colón, 1964, quien actualmente reside en Rosario), narrador, poeta, cronista y periodista del diario La Capital de Rosario y de Diario de poesía, leyó poemas con matiz autobiográfico recuperando vivencias de su familia vinculada a la actividad rural. Sus versos citaron anécdotas y datos (como el diario de lluvias que llevaba su madre, el registro de su bisabuelo de la gente que iba a trabajar al campo o los gastos del mes entre los que figuraba el tabaco); integrando recuerdos y poesía, Aguirre convocó también la memoria de la audiencia que asentía, se emocionaba y aplaudía ante algunas imágenes…
Por su parte, Pablo Ramos (Avellaneda, 1966) inició la charla con el desenfado que lo caracteriza y leyó dos cuentos despertando la atención y la risa de la multitud que lo escuchaba complacida. Se definió como un “escritor exagerado” que produce textos que van más allá de lo autobiográfico, puesto que con la escritura él “se saca de encima algo muy pesado”. Ante la inquietud del público sobre la relación entre escritura y alivio emocional, Ramos aclaró que cualquiera puede escribir pero no cualquiera puede ser escritor, porque ser escritor implica trabajo sobre el texto y mucha corrección. Y puso como ejemplo que, cuando termina de escribir una novela a veces trabaja dos años en su corrección.
Finalizada la exposición de ambos, los pasillos de la ESCBA y el almuerzo fueron propicios para continuar el diálogo con los escritores invitados y disfrutar del espectáculo musical brindado por Micaela Fraticelli, Sofía Ramazzotti y Nicolás Andreani de Leones, y Ramiro Lescano y Martín Gila, de San Marcos Sud y Bell Ville, respectivamente.

Colectivo de escritores leonenses y Antología
El Colectivo se reunió por primera vez hace un año, en octubre de 2011, con el ferviente objetivo de congregar a los escritores leonenses, visibilizarlos y “generar canales de publicación”. Luego vendrían los proyectos de la Antología y del I Encuentro Nacional de Escritores. Convocaron a poetas, a narradores, a los que producen en varios géneros, a quienes escriben desde siempre, a quienes recién se inician, a quienes publican y a los inéditos, a los que viven en Leones y a los leonenses que residen en otro lado… Según aclara una de las solapas de la Antología…: “La idea fue, así, publicar no sólo los materiales de aquellos que vivían en Leones, sino también de escritores de otras localidades, de modo de generar una circulación desde la localidad que atravesara las fronteras geográficas e, incluso, las reinventara.” La búsqueda fue minuciosa y el resultado, sumamente positivo: por primera vez muchos se animaron a leer en público en el Encuentro, y otros dieron a conocer su obra en las páginas de la Antología. Para que todos contaran con un espacio de difusión desde el Colectivo se gestó el sello Marisabel Editora, nombre que alude a la querida María Isabel Fruttero quien, como la define la contrasolapa de la Antología, “fuera una de las referentes más significativas del teatro y de la literatura desde la ciudad, no tanto porque se dedicara a la escritura, sino, sobre todo, por su vocación docente que formó literariamente a generaciones (…) Este primer trabajo de la editorial es una de las formas de seguir escribiendo desde ella. Es su legado”.
Vale destacar que cada decisión tomada por el Colectivo de Escritores fue puesta en discusión, pensada, definida entre todos, entre los que se encontraban seguido, en vivo, y los que nos hallábamos lejos y a través de las redes sociales nos sumábamos al diálogo, respetando siempre la opinión del otro, como en todo trabajo colectivo. Desde cómo se iba a desarrollar cada actividad del Encuentro de Escritores hasta el diseño de la tapa de la Antología, todo se discutió y se votó…
La Antología de Escritores Leonenses, publicación cooperativa, es el resultado de una selección de textos que dan cuenta de la diversidad de escrituras y poéticas, y eso la hace un libro múltiple e interesante. La componen veintidós autores: los poetas Miguel Ardiles, Teresa Arias, Myrian Bonibardo, Susana Brufman, Mercedes Careggio, Daniel Castrillo, Laura Fobbio, Indiana Fondevila, Pablo Sebastián Guzmán Piersimoni, Amparo López Bassi, Cristian Molina, Laura Ororbia, Aldo Pandolfi, Roberto “Beto” Pelizzari, Mercedes Robles, Adela Margarita Salas y Daniela Villegas. Los narradores David Bortolossi, Amanda Crosetti de Oliveto, Nilda Falca, Claudia Flores y Mario Antonio Venier Cerminato. Pero referirse a la Antología como libro requiere un capítulo aparte, especial, mientras tanto recomiendo consultar el Prólogo a la misma.
La Antología fue presentada por los periodistas Miguel Cabrera y Mariano Garrone quien calificó al Colectivo como “uno de los surgimientos culturales más significativos de los últimos años”. Además los acompañaron los integrantes del Colectivo, Cristian Molina y Daniel Castrillo, quienes compartieron sus experiencias en torno a la publicación. Coordinaron la presentación César Giraudo y Myrian Bonibardo, locutores oficiales del Encuentro. Entre otros proyectos del Colectivo figura el II Encuentro Nacional de Escritores, Leones 2013.
La literatura se constituyó en excusa para conocer Leones o para volver a recorrerlo. El Colectivo de Escritores Leonenses trabajó arduamente y se notó a cada minuto, en las actividades pautadas y en los momentos de esparcimiento. No hubo estrellas sino personas que mostraron su luz propia al leer, al dialogar, al crear, servir y acompañar… Al respecto, Mercedes Robles, integrante del Colectivo y una de las coordinadoras del Encuentro, expresó “estoy orgullosa de haber compartido esta organización por el grupo que formamos con espíritus renovados para servir al otro”. Fueron doce horas protagonizadas por el intercambio: dentro y fuera de las aulas, en los pasillos, mates de por medio. Una jornada colmada de viajes, palabras, antología, pintura, intercambio de libros y de fotos, recuerdos, risas, música, más palabras, acciones en la ciudad y con la comunidad, lecturas, nuevos amigos de facebook y de la vida esperando volver a encontrarse, abrazos, sorpresas, más mates… La poeta Sol Barrionuevo de Marcos Juárez, dijo participar del Encuentro para conocer nuevas personas y otras escrituras, gente de lugares diferentes con historias diferentes que permiten navegar por otros caminos. Ciertamente, el I Encuentro de Escritores Nacional, Leones 2012 se trató de un convivio del cual todos se fueron más plenos, enriquecidos y por eso se siguen encontrando, en los días siguientes, para hablar de literatura y de la vida, en vivo y en directo o virtualmente.

Laura Fobbio, licenciada en Letras Modernas,
para NUEVO DÍA

jueves, 1 de noviembre de 2012

LA VIEJA ATORRANTA



Hace muchos años, cuando era psicólogo muy joven, trabajé en algunos geriátricos. (...) Muchos de ustedes trabajarán o habrán trabajado en alguna institución, y sabrán que lo que tiene que hacer todo el que trabaja en un establecimiento al ingresar es ir a la cocina, porque la cocinera es la que está al tanto de todo lo que pasa.Más que los médicos incluso.
Llegué, entonces, u
na mañana, me dirigí a la cocina y, como era habitual, le pregunté a la cocinera.-¿Y, Betty, alguna novedad? -Sí, doctor- me llamó así aunque soy licenciado-. ¿Ya vio a la vieja atorranta?
-No - le dije asombrado-. ¿Entró una abuela nueva?
-Sí, una viejita picarona.
Me quedé tomando unos mates con ella y no volví a tocar el tema hasta que entró la enfermera y me dijo:-Gaby, ¿ya viste a la atorranta?-No -le respondí.-Tenés que verla. Se llama Ana.
Lo primero que me llamó la atención fue que utilizara, para
referirse a ella, el mismo término que había usado la cocinera:
atorranta. Pero lo cierto es que habían conseguido despertar mi
interés por conocerla. De modo que hice mi recorrida habitual por el geriátrico y dejé para el final la visita a la habitación en la que
estaba Ana. En esa hora yo me había estado preguntando de dónde vendría el mote de vieja atorranta. Supuse que, seguramente, debía ser una mujer que cuando joven habría trabajado en un cabaret, o que tendría alguna historia picaresca. Pero no era así. Cuando entré en su habitación me encontré con una abuela que estaba muy deprimida y que casi no podía hablar a causa de la tristeza. Su imagen no podía estar más lejos de la de una vieja atorranta. Me acerqué a ella, me presenté y le pregunté: -Abuela, ¿qué le pasa? Pero ella no quiso hablar demasiado; apenas si me respondió algunas preguntas por una
cuestión de educación. Pero un analista sabe que esto puede ser así, que a veces es necesario tiempo para establecer el vínculo que el paciente necesita para poder hablar. Y me dispuse a darle ese tiempo.
De modo que la visitaba cada vez que iba y me quedaba en silencio a su lado. A veces le canturreaba algún tango. Y, allá como a la séptima u octava de mis visitas la abuela habló: -Doctor, yo le voy a contar mi historia. Y me contó que ella se había casado, como se acostumbraba en su época, siendo muy jovencita, a los 16 años con un hombre que le llevaba cinco. Yo la escuchaba con profunda atención. -¿Sabe? -me miró como avisándome que iba a hacerme una confesión-, yo me casé con el único hombre que quise en mi vida, con el único hombre que deseé en mi vida, con el único hombre que me tocó en mi vida y es el hombre al
que amo y con el que quiero estar. Me contó que su esposo estaba vivo, que ella tenía ochenta y seis años y él noventa y uno y que, como estaban muy grandes, a la familia le pareció que era un riesgo que estuvieran solos y entonces decidieron internarlos en un
geriátrico. Pero como no encontraron cupo en un hogar mixto, la
internaron a ella en el que yo trabajaba, y a él en otro. Ella en
provincia y él en Capital. Es decir que, después de setenta años
de estar juntos los habían separado. Lo que no habían podido hacer ni los celos, ni la infidelidad, ni la violencia, lo había hecho la
familia. Y ese viejito, con sus noventa y un años, todos los días se
hacía llevar por un pariente, un amigo o un remisse en el horario de visita, para ver a su mujer. Yo los veía agarraditos de la mano, en la sala de estar o en el jardín, mientras él le acariciaba la cabeza y la miraba. Y cuando se tenían que separar, la escena era desgarradora.
¿Y de dónde venía el apodo de vieja atorranta? Venía del hecho de que, como el esposo iba todos los días a verla, ella le había pedido autorización a las autoridades del geriátrico para ver si, al menos una o dos veces por semana, los dejaban dormir la siesta juntos. Y entonces, ellos dijeron: -Ah, bueno... mirá vos la vieja atorranta.
Cuando la abuela me contó esto, estaba muy angustiada y un poco
avergonzada. Pero lo que más me conmovió fue cuando me dijo, agachando la cabeza:-Doctor, ¿qué vamos a hacer de malo a esta edad? Yo lo único que quiero es volver a poner la cabeza en el hombro de mi viejito y que me acaricie el pelo y la espalda, como hizo siempre. ¿Qué miedo tienen? Si ya no podemos hacer nada de malo. Conteniendo la emoción, le apreté la mano y le pedí que me mirara. Y entonces le dije:-Ana, lo que usted quiere es hacer el amor con su esposo. Y no me venga con eso de que ¿qué van a hacer de malo? Porque es maravilloso que usted, setenta años después, siga teniendo las mismas ganas de besar a ese hombre, de tocarlo, de acostarse con él y que él también la desee a usted de esa manera. Y esas caricias, y su cara sobre la piel de sus hombros, es el modo que encontraron de seguir haciéndolo a
esta edad. Pero déjeme decirle algo, Ana: ése es su derecho, hágalo valer. Pida, insista, moleste hasta conseguirlo. Y la abuela molestó.
Recuerdo que el director del geriátrico me llamó a su oficina para
preguntarme: -¿Qué le dijiste a la vieja?-Nada- le dije haciéndome el desentendido- ¿Por qué?
La cuestión fue que con la asistente social del hogar en el que estaba su esposo, nos propusimos encontrar un geriátrico mixto para que estuvieran juntos. Corríamos contra reloj y
lo sabíamos. Tardamos cuatro meses en encontrar uno. Sé que, dicho así, parece poco tiempo. Pero cuatro meses cuando alguien tiene más de noventa años, podía ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Además ella estaba cada vez más deprimida y yo tenía mucho miedo de que no llegara. Pero llegó. Y el día en el que se iba de nuestro geriátrico fui muy temprano para saludarla, y e cuanto llegué, la cocinera me salió al cruce y me dijo: -No sabés. Desde las seis de la mañana que la vieja está con la valija lista al lado de la puerta. -Yo me reí. Entonces fui a verla y le dije: -Anita, se me va. Y ella me miró emocionada y me respondió: -Sí doctor... Me vuelvo a vivir con mi viejito. -Y se echó en mis brazos llorando.-Ana- le dije- Nunca me voy a olvidar de usted. Y como habrán visto, no le mentí.
Jamás me olvidé de ella, porque aprendí a quererla y respetarla por su lucha, por la valentía con la que defendió su deseo y porque gracias a esa vieja atorranta, pude comprobar que todo lo que había estudiado y en lo que creía, era cierto: que se puede pelear por lo que se quiere aunque se deje la vida en el intento. Y además, porque la abuela me dejó la sensación de que, a pesar de todas las dificultades, cuando alguien quiere sanamente y sus sentimientos son nobles, puede ser que enamorarse sea realmente algo maravilloso y que el amor y el deseo puedan caminar juntos para siempre.
Dejemos el prejuicio y la crítica...seamos tolerantes

( del libro "Encuentros" de Gabriel Rolón)