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*Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá*


jueves, 21 de marzo de 2013

BIENVENIDO OTOÑO 2013



 
















Te deshojas en ocres
desnudando figuras arbóreas
refrescas los rayos de Febo
suprimes  minutos al día
la atmósfera otoñal
presiente tu cercanía
recibiendo otro marzo
en su historia universal.

Myrian

martes, 12 de marzo de 2013

LOS ABUELOS NUNCA MUEREN, SOLO SE HACEN INVISIBLES



 En los últimos 50 años, nuestro estilo de vida familiar cambió drásticamente como consecuencia de un nuevo sistema de producción. La inclusión de la mujer en el circuito laboral llevó a que ambos padres se ausenten del hogar por largos períodos creando como consecuencia el llamado “síndrome de la casa vacía”.
El nuevo paradigma implicó que muchos niños quedaran a cargo de personas ajenas al hogar o en instituciones. Esta tercerización de la crianza se extendió y naturalizó en muchos hogares. Algunos afortunados todavía pueden contar con sus abuelos para cubrir muchas tareas: la protección, los traslados, la alimentación, el descanso y hasta las consultas médicas. Estos privilegiados chicos tienen padres de padres, y lo celebran eligiendo todos los apelativos posibles: abu, abuela/o nona/o bobe, zeide, tata, yaya/o opi, oma, baba, abue, lala, babi, o por su nombre, cuando la coquetería lo exige.
Los abuelos no sólo cuidan, son el tronco de la familia extendida, la que aporta algo que los padres no siempre vislumbran: pertenencia e identidad, factores indispensables en los nuevos brotes. La mayoría de los abuelos siente adoración por sus nietos. Es fácil ver que las fotos de los hijos van siendo reemplazadas por las de estos. Con esta señal, los padres descubren dos verdades: que no están solos en la tarea, y que han entrado en su madurez.
El abuelazgo constituye una forma contundente de comprender el paso del tiempo, de aceptar la edad y la esperable vejez. Lejos de apenarse, sienten al mismo tiempo otra certeza que supera a las anteriores: los nietos significan que es posible la inmortalidad. Porque al ampliar la familia, ellos prolongan los rasgos, los gestos: extienden la vida. La batalla contra la finitud no está perdida, se ilusionan. Los abuelos miran diferente. Como suelen no ver bien, usan los ojos para otras cosas. Para opinar, por ejemplo. O para recordar.
Como siempre están pensando en algo, se les humedece la mirada; a veces tienen miedo de no poder decir todo lo que quieren. La mayoría tienen las manos suaves y las mueven con cuidado. Aprendieron que un abrazo enseña más que toda una biblioteca. Los abuelos tienen el tiempo que se les perdió a los padres; de alguna manera pudieron recuperarlo. Leen libros sin apuro o cuentan historias de cuando ellos eran chicos. Con cada palabra, las raíces se hacen más profundas; la identidad, más probable.
Los abuelos construyen infancias, en silencio y cada día. Son incomparables cómplices de secretos. Malcrían profesionalmente porque no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos. Consideran, con autoridad, que la memoria es la capacidad de olvidar algunas cosas. Por eso no recuerdan que las mismas gracias de sus nietos las hicieron sus hijos. Pero entonces, no las veían, de tan preocupados que estaban por educarlos. Algunos todavía saben jugar a cosas que no se enchufan.
Son personas expertas en disolver angustias cuando, por una discusión de los padres, el niño siente que el mundo se derrumba. La comida que ellos sirven es la más rica; incluso la comprada. Los abuelos huelen siempre a abuelo. No es por el perfume que usan, ellos son así. ¿O no recordamos su aroma para siempre?
Los chicos que tienen abuelos están mucho más cerca de la felicidad. Los que los tienen lejos, deberían procurarse uno (siempre hay buena gente disponible). Finalmente, y para que sepan los descreídos... los abuelos nunca mueren, sólo se hacen invisibles.

Enrique Orschanski
Médico Argentino

domingo, 10 de marzo de 2013

Dos chicos aborígenes publicaron su primer libro

 Uno de ellos comenzará a cursar la carrera de letras en la UNSa y su hermano se dedicará a escribir obras relacionadas con su pueblo.

Enrique y Cebino Simplicio son hermanos y los primeros aborígenes wichis de Salta que cumplen el sueño de escribir un libro. Para concretar este gran anhelo bregaron durante varios años, porque si para un criollo un proyecto cultural representa un sinnúmero de dificultades, es de imaginar lo que implica para dos chicos aborígenes que viven en una
extrema situación de pobreza.
Esa condición a la que los wichis están sometidos desde años no ha sido impedimento para que Enrique y Sebino se atrevan a soñar, a concretar y actualmente a seguir proyectando la edición de un segundo libro a la vez de estudiar una carrera universitaria en el área de las letras, objetivos que más motiva a estos hermanos residentes en la comunidad Kilómetro 4 al este de Tartagal.
Enrique y Cebino comenzaron a proyectar la impresión de su primer libro hace más de 3 años; con esa humildad que caracteriza a los aborígenes seguramente esperaron pacientes durante horas ser atendidos por funcionarios, periodistas, directivos de empresas y todo aquel que pudiera acercarlos a pasos lentos a la concreción de su sueño.

Peripecias
Parece misteriosas las metas que se fijaron estos dos jóvenes wichis, que nacieron excluidos de muchas posibilidades, pero que no les impide mirar optimistas el futuro. Al recordar los días que debieron peregrinar para ser escuchados ambos reflejan en sus palabras lo que para ellos significó la concreción del libro, que para muchos será uno más, pero que para ellos y sus familias es casi un tesoro. “A veces íbamos a ver a alguien y nos decían: vengan más tarde. Pero no teníamos medios para volvernos a nuestra comunidad, así que nos quedábamos sentados en la plaza por muchas horas”, recuerda Cebino quien a sus 18 años ha sufrido todo tipo de privaciones, mucho más que muchos chicos de su edad. Hablan pausado, despacito, un poco porque el idioma materno se impone por encima del español y un poco porque así es como se relacionan los wichis con quienes no son de su raza; en ellos más que las palabras predominan las miradas, las expresiones y con eso lo dicen todo.
Así, los chicos vieron transcurrir varios años y después de una larga espera que a cualquier criollo sumiría en la desesperación al punto de tirar todo por la borda, los hermanos lograron cumplir todos los pasos hasta la impresión de su libro al que titularon “El principal cómplice es el silencio”. Esta pequeña gran obra contiene fragmentos de textos constitucionales donde se reconoce la preexistencia de los pueblos ancestrales, otros referidos a la conquista del desierto, ilustraciones con motivos aborígenes hechas por ellos mismos como la tapa del libro: una manta tejida con hilo de chaguar.

 Un proyecto ambicioso
Enrique tiene 25 años, es el mayor de los hermanos Simplicio y su proyecto es tan ambicioso como el de su hermano Cebino. “Ya me anoté en la UNSa porque quiero ser profesor, luego licenciado y si se puedo, doctor en Letras”, dice Enrique con un sonrisa amplia. Su hermano, por su parte, quiere terminar este año el colegio secundario que cursa en la Escuela Pretty, “y después quiero escribir canciones, poemas, todo lo que represente a mi pueblo y por supuesto otros libros. Yo sé que el trabajo que hagamos será beneficioso no solo para nosotros sino para todos los aborígenes wichi porque creemos que, como dice el título de nuestro primer libro, no tenemos que estar más en silencio si es que queremos mejorar la vida de los hermanos”.
Si hay algo que los jóvenes Simplicio conocen porque la han padecido en carne propia es la discriminación por ser aborígenes y por ser pobres. Cebino está convencido que el peor mal que ahora aqueja a los chicos aborígenes de su edad es la droga, y todo tiene mucho que ver con la discriminación. “Nosotros somos muy pobres, pero nuestros padres siempre estuvieron presentes; nos exigían que vayamos a la escuela y están siempre cerca de nosotros y de mis hermanos”, expresó.

http://www.eltribuno.info/salta/257037-Dos-chicos-aborigenes-publicaron-su-primer-libro.note.aspx#

jueves, 7 de marzo de 2013

"DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER"


Muchas ya no festejarán, les arrebataron la vida
tantas privadas de festejar en manos de tratas
montones a quienes su cultura desvaloriza y humilla.
Por las que lucharon en el pasado por sus derechos
por las que siguen la lucha día a día
por el legado de fortaleza que dejan a las del futuro
por todas y cada una de las mujeres que habitan esta tierra.

8 de marzo “DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER”

Myrian