martes, 3 de septiembre de 2013
VIAJES
Relato galardonado con el PRIMER PREMIO en el "IV Concurso Literario
Nacional" organizado por la Sociedad Italiana de San Pedro (2013)
VIAJES
Ese hombre no sabe.
Ese hombre, que lleva la voz de las esquirlas hermanas, que muerde de hambre el pan que no tiene, que no vuelve la vista a los pañuelos del puerto, que llora de bronca las partidas sin red; ese hombre, ese hombre no sabe.
Y no sabe porque la historia aún no nace. No sabe…. porque él debe escribirla.
Es Europa en los tiempos de fusiles y las prisas del poeta. Cuando se moría de hambre en el frente o se fenecía de platos de aire y plegaria. Cuando el sur del mundo no era sino horizonte de callos y, acaso, de trigo…
Por eso el barco. Por eso la maleta que esconde la duda. Por eso el beso y la promesa que es sueño…
Ese hombre no sabe.
Ignora que habrá una huerta en el corazón mediterráneo, que llenará su rostro de caminos en el sol de cada día, que será el tano en el boliche o en el truco.
No puede saber que ella también vendrá. Que traerá la receta y las ganas de siempre. Que le regalará un biberón y las horas sin horas…
¿Cómo podría saber?
Pero ahí, en ese barco que se muere de mar, el hombre no sabe. Trata de encontrar el hueco para sentarse y, tal vez, dormir. Trata de resignar el latido, de esconder el vacío. Trata de empezar…
Dicho está, ese hombre no sabe.
Nadie le dirá de plazas que fueron pueblo, de gritos de domingos y pizzas, de hombres que juegan golf en la luna de julio, de falcon y espanto, de corralitos que roban sueños…
Nadie le dirá. Nadie podría.
Ni siquiera yo, que hoy camino tus pasos, que vuelvo en tu viaje, que busco, hambriento, el sendero del barco que me lleve a casa, abuelo….
AUTOR: “TINARERO”
VIAJES
Ese hombre no sabe.
Ese hombre, que lleva la voz de las esquirlas hermanas, que muerde de hambre el pan que no tiene, que no vuelve la vista a los pañuelos del puerto, que llora de bronca las partidas sin red; ese hombre, ese hombre no sabe.
Y no sabe porque la historia aún no nace. No sabe…. porque él debe escribirla.
Es Europa en los tiempos de fusiles y las prisas del poeta. Cuando se moría de hambre en el frente o se fenecía de platos de aire y plegaria. Cuando el sur del mundo no era sino horizonte de callos y, acaso, de trigo…
Por eso el barco. Por eso la maleta que esconde la duda. Por eso el beso y la promesa que es sueño…
Ese hombre no sabe.
Ignora que habrá una huerta en el corazón mediterráneo, que llenará su rostro de caminos en el sol de cada día, que será el tano en el boliche o en el truco.
No puede saber que ella también vendrá. Que traerá la receta y las ganas de siempre. Que le regalará un biberón y las horas sin horas…
¿Cómo podría saber?
Pero ahí, en ese barco que se muere de mar, el hombre no sabe. Trata de encontrar el hueco para sentarse y, tal vez, dormir. Trata de resignar el latido, de esconder el vacío. Trata de empezar…
Dicho está, ese hombre no sabe.
Nadie le dirá de plazas que fueron pueblo, de gritos de domingos y pizzas, de hombres que juegan golf en la luna de julio, de falcon y espanto, de corralitos que roban sueños…
Nadie le dirá. Nadie podría.
Ni siquiera yo, que hoy camino tus pasos, que vuelvo en tu viaje, que busco, hambriento, el sendero del barco que me lleve a casa, abuelo….
AUTOR: “TINARERO”
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