miércoles, 8 de septiembre de 2010
SALUDO AL AMIGO
(A Roberto Santoro)
No es que a veces me olvide,
sólo que hoy te recuerdo más,
y no resisto a la vieja costumbre de saludarte;
decirte por ejemplo que aquí estoy,
con mis castillos de arena intactos
(cuando sopla fuerte el viento, uno sopla más);
con dos hijos que crecen como el abrazo
que guardo en el pecho desde aquel día;
que nadie ha borrado tu nombre
y sigue habiendo una silla
con las formas de tu cuerpo y tu calor.
(Si alguien dijera que no estás, ¿qué probaría?
Puede más tu voz, como una herida que no tiene cura).
Para cuando vuelvas
-en un cuarto del mundo-
se encenderá otra vez la mesa
para reanudar la charla que dejamos inconclusa:
ambos nos miraremos desde ventanas abiertas.
No falta mucho: al irte, no dijiste adios.
Antonio Aliberti
Antonio Aliberti nació el 15 de diciembre de 1938. Es poeta, narrador, traductor y crítico literario.
Colabora en diversos suplementos literarios argentinos y es corresponsal de tres revistas italianas. Es asesor editorial.
No es que a veces me olvide,
sólo que hoy te recuerdo más,
y no resisto a la vieja costumbre de saludarte;
decirte por ejemplo que aquí estoy,
con mis castillos de arena intactos
(cuando sopla fuerte el viento, uno sopla más);
con dos hijos que crecen como el abrazo
que guardo en el pecho desde aquel día;
que nadie ha borrado tu nombre
y sigue habiendo una silla
con las formas de tu cuerpo y tu calor.
(Si alguien dijera que no estás, ¿qué probaría?
Puede más tu voz, como una herida que no tiene cura).
Para cuando vuelvas
-en un cuarto del mundo-
se encenderá otra vez la mesa
para reanudar la charla que dejamos inconclusa:
ambos nos miraremos desde ventanas abiertas.
No falta mucho: al irte, no dijiste adios.
Antonio Aliberti
Antonio Aliberti nació el 15 de diciembre de 1938. Es poeta, narrador, traductor y crítico literario.
Colabora en diversos suplementos literarios argentinos y es corresponsal de tres revistas italianas. Es asesor editorial.
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2 comentarios:
Es emotivo como afloran sentimientos tan profundos y puros en ésta poesía dedicada a un amigo.
Muy bella.
Tengo una silla esperando a mi amigo del Alma...
Pero la verdad es que con el tiempo y cuando Dios disponga la que va a ocupar la silla y en la casa de el, voy a ser yo.
Tenemos mucho para contarnos...
Dios dirá cuando.
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