Y ahí va la gente, como caballos desbocados, a gastar lo que tiene de dinero, y lo que no tiene también, porque alguien, vaya uno a saber quién, le metió en la cabeza que para ser felices en Navidad, Año Nuevo y Reyes ¡¡tienen la obligación de gastar, gastar y, volver a gastar!!
¿Así que el arbolito del año pasado está como nuevo? No importa, no sirve más, ya salió una nueva versión y hay que estar a la moda. Nada de dorado, ahora debe ser todo plateado. Y las luces, adornos, firuletes y otras minucias, ¡¡TODO NUEVO!!
Y en materia comestible y bebestible, es como si se terminara el mundo, que con estas celebraciones se acaba todo. Entonces hay que comprar champanes, sidras, vinos, panes dulces, budines, turrones, garrapiñadas, pollos, pavos, cerdos, y todo lo que te ofrezcan los avisos televisivos y las promociones en los supermercados.
Hay que consumir, que nadie se detenga a pensar que “el hábito no hace al monje” (no sabemos qué tiene que ver pero queda como si supiera), que ninguno haga evaluación de los gastos y menos que tome conciencia que lo importante pasa por lo espiritual y no por lo material……
Dicho todo esto, tenemos que dejarlos, porque recién observamos a nuestra vecina saliendo con dos bolsas enormes hacia el supermercado, tenemos que apurarnos porque la muy
desconsiderada va a comprarlo todo y nos dejará las góndolas vacías…..Pronto, necesitamos el
efectivo, la chequera, las tarjetas de crédito, es una ¡¡¡EMERGENCIA!!! MGT/10.-
http://muchasgraciastotal.com/
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