Lola creció en el seno de una familia económicamente próspera. Hija de un hacendado tucumano, una estanciera boliviana y ahijada del ex presidente argentino Nicolás Avellaneda.
Con cada golpe de martillo abrió camino en la historia del arte argentino al convertirse en la primera escultora del país.
Su educación como artista comenzó con las clases de pintura con Santiago Falcucci,
En el año 1896 viaja a Europa a estudiar en Roma , a partir de allí, su carrera como artista creció a grandes pasos. Ganó concursos internacionales, esculpió para la nobleza peninsular y también trabajó por encargo para distintos gobiernos de su país natal. En todas sus obras conservó el estilo escultórico neoclásico italiano que aprendió en Europa.
El talento de Lola Mora y, en particular, su fuerte personalidad la convirtieron en una mujer adelantada a su tiempo. Lola fue idolatrada en Europa pero, lamentablemente, duramente cuestionada en su país. Muchas de sus obras fueron víctimas de ataques, y desprecio; le adjudicaban dudosa moralidad y de ser “libidinosa” al mostrar cuerpos desnudos, especialmente si era a veinte metros de
No obstante, del escándalo a la gloria Lola hizo historia. Hoy en día nadie discute ni se escandaliza por sus desnudos. El difícil papel de una mujer que decide llevar adelante su vocación en una sociedad consevadora tuvo sus costos para la audáz precursora. La vejez la encontró pobre y con trastornos mentales. Sin embargo, el amor ferviente de Lola por sus piezas de mármol se mantuvo vivo hasta el último tiempo de vida. Muchos son los que la vieron dirigiéndose por
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