A quién doy,
el camino transitado
los abrazos y las manos
a la que espera en un llanto
A quién doy,
la osadía de ser libre
y a las cosas que me siguen
decirles que ya no estoy
A quién doy,
mi aventura, mis hallazgos,
mi alegría y mis fracasos
y las deudas del amor
mi trasnochada esperanza
mi arrepentido egoísmo
y tener que ser mayor
A quién doy,
este pedazo de raza
que vive, padece y canta
a una tierra puro sol
A quién doy,
las cuerdas de mi guitarra
para que no suenen tristes
a la hora de mi adiós
A quién doy,
los recuerdos e ilusiones
mis verdades, mis rencores
y este blando corazón
la maravillosa infancia,
la inseguridad vestida
con esta imagen de Dios
A quién doy,
dejaré rumores simples
viejas costumbres sentadas
a la mesa del dolor
Y les doy,
las palabras y los signos
el valor de haber vivido
lo débil de mi razón
Y les dejo,
la apariencia, el desencanto,
las ganas de andar gritando
que no está muerto quien va
desafiando la mentira
revelando su estatura,
del brazo con los demás
Olvido,
de señalarles destino
y al que estuvo en el camino
para torcer mi honradez,
única virtud humana
que me desvelo en la almohada,
herencia grande tal vez
Mercedes Sosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario