lunes, 31 de enero de 2011
PARA SONREIR
Un hombre fue llevado de urgencia a un hospital gestionado por monjas, donde le operaron del corazón.
Después de la operación, el hombre despertó y a su lado estaba una monjita.
"Señor Pérez, la operación fue un éxito. Sin embargo, necesitamos saber cómo va a pagar la cuenta del hospital".
¿Tiene usted seguro de gastos médicos?
"No".
¿Puede pagar en efectivo?
"Me temo que no, hermana".
Entonces, ¿tiene usted parientes cercanos?
"Sólo mi hermana, pero es una monja solterona sin un centavo".
Disculpe que lo corrija. Las monjas no somos solteronas, estamos casadas con Dios.
"¡Magnífico! Por favor, envíele la cuenta a mi cuñado".
Y ASÍ NACIÓ EL: "QUE DIOS TE LO PAGUE".
Después de la operación, el hombre despertó y a su lado estaba una monjita.
"Señor Pérez, la operación fue un éxito. Sin embargo, necesitamos saber cómo va a pagar la cuenta del hospital".
¿Tiene usted seguro de gastos médicos?
"No".
¿Puede pagar en efectivo?
"Me temo que no, hermana".
Entonces, ¿tiene usted parientes cercanos?
"Sólo mi hermana, pero es una monja solterona sin un centavo".
Disculpe que lo corrija. Las monjas no somos solteronas, estamos casadas con Dios.
"¡Magnífico! Por favor, envíele la cuenta a mi cuñado".
Y ASÍ NACIÓ EL: "QUE DIOS TE LO PAGUE".
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