martes, 3 de agosto de 2010
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LAS DISTINTAS CORRIENTES PSICOLÒGICAS
Queda pendiente en el artículo anterior el hecho de poder dilucidar claramente que significa los términos conductismo, cognitivismo y psicoanálisis.
Una terapia conductista se centra solo en la conducta, es decir, en aquellas acciones sobre el medio que implican una respuesta motora ante determinados estímulos. Esta explicación resultó insuficiente en su momento, ya que, distintas personas reaccionaban de maneras diferentes ante los mismos estímulos. Ya lo demostró B. F. Skinner y Pavlov en sus interesantes experimentos sobre ratas y caninos. Podríamos nombrar luego los curiosos experimentos de Bandura A. (1925) conductista-cognitivo, en sus estudios con el “muñeco bobo” (un muñeco inflable con una base pesada que permite que se tambalee cuando le pegamos), un niño pega al muñeco diciendo frases agresivas. Bandura les enseñó esta película a un grupo de niños de guardería y qué creen que hicieron estos niños cuando pudieron acceder al muñeco…también le pegaban.
Aquí podemos hacer un paréntesis y reflexionar acerca de que “tanto lo que yo digo como lo que yo hago es transmitido”….
El cognitivismo afirma que los seres humanos tenemos “pensamientos disfuncionales” y estos pensamientos causan emociones, lo que quiere decir que nos “auto-boicoteamos”, por ejemplo tener una visión negativa de sí mismos o interpretar las experiencias de manera negativa y con frustración. Y también muchas veces se cree que el futuro será negativo… esta terapia consiste en anular estos pensamientos para abrir nuevas alternativas más plausibles.
Por último el psicoanálisis, fundada por S. Freud sostiene que ya la palabra es terapéutica en sí misma, me refiero al método catártico (“catarsis” de descarga) “descargarse hablando” como se dice popularmente.
A veces tenemos que “romper el silencio”, ese silencio que se hace penetrante en nuestros pensamientos y que provocan síntomas (en sus más variadas formas) y empezar a indagar el origen de los conflictos, a veces tan regresivos que nos podemos topar con conflictos ya en nuestra infancia, por supuesto, inconscientes y olvidados, accesibles solo a través de una terapia psicoanalítica…
Por Lic. Valdéz Paola
Una terapia conductista se centra solo en la conducta, es decir, en aquellas acciones sobre el medio que implican una respuesta motora ante determinados estímulos. Esta explicación resultó insuficiente en su momento, ya que, distintas personas reaccionaban de maneras diferentes ante los mismos estímulos. Ya lo demostró B. F. Skinner y Pavlov en sus interesantes experimentos sobre ratas y caninos. Podríamos nombrar luego los curiosos experimentos de Bandura A. (1925) conductista-cognitivo, en sus estudios con el “muñeco bobo” (un muñeco inflable con una base pesada que permite que se tambalee cuando le pegamos), un niño pega al muñeco diciendo frases agresivas. Bandura les enseñó esta película a un grupo de niños de guardería y qué creen que hicieron estos niños cuando pudieron acceder al muñeco…también le pegaban.
Aquí podemos hacer un paréntesis y reflexionar acerca de que “tanto lo que yo digo como lo que yo hago es transmitido”….
El cognitivismo afirma que los seres humanos tenemos “pensamientos disfuncionales” y estos pensamientos causan emociones, lo que quiere decir que nos “auto-boicoteamos”, por ejemplo tener una visión negativa de sí mismos o interpretar las experiencias de manera negativa y con frustración. Y también muchas veces se cree que el futuro será negativo… esta terapia consiste en anular estos pensamientos para abrir nuevas alternativas más plausibles.
Por último el psicoanálisis, fundada por S. Freud sostiene que ya la palabra es terapéutica en sí misma, me refiero al método catártico (“catarsis” de descarga) “descargarse hablando” como se dice popularmente.
A veces tenemos que “romper el silencio”, ese silencio que se hace penetrante en nuestros pensamientos y que provocan síntomas (en sus más variadas formas) y empezar a indagar el origen de los conflictos, a veces tan regresivos que nos podemos topar con conflictos ya en nuestra infancia, por supuesto, inconscientes y olvidados, accesibles solo a través de una terapia psicoanalítica…
Por Lic. Valdéz Paola
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