domingo, 25 de julio de 2010
LA CAJA SECRETA
En mi caja secreta guardé anhelosa
aquella lágrima azul que satinó mi ensueño
y se rió la noche titilando estrellas
cuando en la madrugada etérea
dejé morir mi sueño.
Porque el latido tibio del devenir incierto
me rubricó el estigma marcando como llaga
para decirme callado que era mejor perderte
que atesorar el llamado tenaz
de tu cariño quedo.
En mi caja secreta guardé toda la risa
y tu mechón de pelo que que tapizó el sentido
de cerrar mis ojos al gemido ardiente
del silencio apurado
aferrado a mi destino.
También guardé la tristeza vaga
de extenderle un lazo a la nostalgia
y mi grito desgarrado y silencioso
se dormitó en el alma
meciendo una esperanza.
En mi caja secreta están los besos
aquellos extraviados más allá de la distancia,
besos aquellos que nunca te llegaron
perdidos en laberinto inquieto
salvaguardando infancias.
Si se mareó la luna con sus cristales rotos
en telarañas tristes de amaneceres muertos
y dentro de mi caja los silencios nuestros
quedaron abrazados, los dos juntos...
esperando el tiempo.
Porque guardé los rezos del perdón silente
que no me dio el olvido en mi conciencia yerta,
y mis caricias tibias resbalando quimeras
queriendo esapar...y no
encontrando puertas.
...tú tienes la llave de ésa caja secreta
devuélvela un instante...sólo un instante
antes que muera.
Norma Ana Pécora
aquella lágrima azul que satinó mi ensueño
y se rió la noche titilando estrellas
cuando en la madrugada etérea
dejé morir mi sueño.
Porque el latido tibio del devenir incierto
me rubricó el estigma marcando como llaga
para decirme callado que era mejor perderte
que atesorar el llamado tenaz
de tu cariño quedo.
En mi caja secreta guardé toda la risa
y tu mechón de pelo que que tapizó el sentido
de cerrar mis ojos al gemido ardiente
del silencio apurado
aferrado a mi destino.
También guardé la tristeza vaga
de extenderle un lazo a la nostalgia
y mi grito desgarrado y silencioso
se dormitó en el alma
meciendo una esperanza.
En mi caja secreta están los besos
aquellos extraviados más allá de la distancia,
besos aquellos que nunca te llegaron
perdidos en laberinto inquieto
salvaguardando infancias.
Si se mareó la luna con sus cristales rotos
en telarañas tristes de amaneceres muertos
y dentro de mi caja los silencios nuestros
quedaron abrazados, los dos juntos...
esperando el tiempo.
Porque guardé los rezos del perdón silente
que no me dio el olvido en mi conciencia yerta,
y mis caricias tibias resbalando quimeras
queriendo esapar...y no
encontrando puertas.
...tú tienes la llave de ésa caja secreta
devuélvela un instante...sólo un instante
antes que muera.
Norma Ana Pécora
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