jueves, 7 de octubre de 2010
PARA REIR
Iba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz.
Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita, quien le dice:
- Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.
El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo. Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:
- ¡¿Qué?!. ¡¿No me vas a besar?!
- ¡No! -respondió el viejecito-. A mi edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual...
Un viejito se dio cuenta de que su esposa de muchos años se estaba quedando sorda. Llamó a su doctor y sacó un turno para que le hicieran un chequeo del Oído.
El doctor le dijo que podría atenderla en dos semanas, y que mientras tanto el esposo podría hacerle una prueba sencilla e informal para poder darle al médico una idea de la magnitud del problema.
- Esto es lo que quiero que haga: Empiece como a 10 metros de distancia de ella y háblele en voz normal, a ver si lo oye.
Si no, acérquese a 8 metros, luego a 6 metros, y así sucesivamente hasta que le conteste. Esa noche ella está en la cocina preparando la cena y él está en la sala y piensa: 'estoy como a 10 metros de distancia, a ver qué pasa...'
- Mi amor, ¿qué hay de cenar?' No hay respuesta. El se acerca como a 10 metros pies.
- Mi amor, ¿qué hay de cenar?' Nada. Va para el comedor, como a 8 metros.
- Mi amor, qué hay de cenar?' Nada. En la puerta de la cocina, a 6 metros.
- Mi amor, ¿qué hay de cenar? Todavía nada. Entonces se ubica justo detrás de ella.
- Mi amor, ¿qué hay de cenar?' Ella se da vuelta y le grita: - Por quinta vez, carajo, ¡¡¡POLLO, POOLLOOO, POOOOLLOOOO, sordo!!!
- Oye, Manolo, ¿quieres ser Testigo de Jehová?
- ¡Pero Yo ni siquiera vi el accidente!
Pepe fue el martes a la zapatería Después de probarse unos cuantos pares, eligió unos italianos, muy elegantes.. Al entregárselos, el empleado le advirtió: - Señor, este tipo de zapato suele apretar bastante en los primeros cinco días. - No hay problema -respondió Pepe- no los voy a usar hasta el domingo...
Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita, quien le dice:
- Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.
El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo. Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:
- ¡¿Qué?!. ¡¿No me vas a besar?!
- ¡No! -respondió el viejecito-. A mi edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual...
Un viejito se dio cuenta de que su esposa de muchos años se estaba quedando sorda. Llamó a su doctor y sacó un turno para que le hicieran un chequeo del Oído.
El doctor le dijo que podría atenderla en dos semanas, y que mientras tanto el esposo podría hacerle una prueba sencilla e informal para poder darle al médico una idea de la magnitud del problema.
- Esto es lo que quiero que haga: Empiece como a 10 metros de distancia de ella y háblele en voz normal, a ver si lo oye.
Si no, acérquese a 8 metros, luego a 6 metros, y así sucesivamente hasta que le conteste. Esa noche ella está en la cocina preparando la cena y él está en la sala y piensa: 'estoy como a 10 metros de distancia, a ver qué pasa...'
- Mi amor, ¿qué hay de cenar?' No hay respuesta. El se acerca como a 10 metros pies.
- Mi amor, ¿qué hay de cenar?' Nada. Va para el comedor, como a 8 metros.
- Mi amor, qué hay de cenar?' Nada. En la puerta de la cocina, a 6 metros.
- Mi amor, ¿qué hay de cenar? Todavía nada. Entonces se ubica justo detrás de ella.
- Mi amor, ¿qué hay de cenar?' Ella se da vuelta y le grita: - Por quinta vez, carajo, ¡¡¡POLLO, POOLLOOO, POOOOLLOOOO, sordo!!!
- Oye, Manolo, ¿quieres ser Testigo de Jehová?
- ¡Pero Yo ni siquiera vi el accidente!
Pepe fue el martes a la zapatería Después de probarse unos cuantos pares, eligió unos italianos, muy elegantes.. Al entregárselos, el empleado le advirtió: - Señor, este tipo de zapato suele apretar bastante en los primeros cinco días. - No hay problema -respondió Pepe- no los voy a usar hasta el domingo...
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